"En julio de 1950 yo tenía nueve años. Estaba jugando en la calle, como siempre y Dondinho, mi padre me llamó: adentro, que ya empieza la final. ¿Qué final?, pregunté. La final del mundo entre Brasil y Uruguay. ¿Y qué pasa?, insistí. Que va a ganar Brasil y vamos a celebrar, respondió. Papá, tío Jorge y varios amigos escuchaban el juego por radio. Cuando terminó, con el triunfo de Uruguay 2-1, Dondinho lloraba.
Nunca había visto a mi padre llorar y le dije, por esas cosas de niños, para consolarlo: no llore, papá. Yo voy a ganar una Copa del Mundo para usted, se lo prometo. Ocho años despues me encontraba en Suecia levantando la Primera Copa del Mundo para Brasil."
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